SEMANA 2
La Mejor Parte
FOLLETO:
“Este es el Cordero de Dios”
El propósito del folleto “Este es el Cordero de Dios” es ayudarte a encontrar un sustituto cuando no puedas ir a tu hora. También puede ser utilizado por tu sustituto para ayudarle a pasar la hora en la capilla.
En este tiempo, más que en cualquier otro, la necesidad de que cada persona tenga su propio sustituto es esencial. Puede ser que los adoradores necesiten un sustituto más seguido debido a que los servicios de salud han recomendado que las personas se queden en casa aun cuando se sientan levemente indispuestas.
Conseguir un sustituto es una maravillosa oportunidad para compartir con los demás la bendición de pasar tiempo con Jesús. Por esta razón es ideal pedirle a alguien que todavía no se encuentre en el horario. Esta persona puede ser cualquiera: un miembro de la familia, un amigo, un vecino, un colega o esa persona a la que siempre has querido tender la mano pero que no has podido encontrar las palabras o la habilidad para ayudarla. ¡Jesús sí puede! De esta manera “podemos ofrecer a otros… el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios”. (2 Cor 1:4)
Algunas personas preguntan: “¿esta persona tiene que ser católica?” El Cardenal Ivan Dias dio la respuesta en el Sínodo de la Eucaristía: “La adoración del Santísimo Sacramento es accesible a todos, hasta a los católicos que por cualquier motivo no pueden recibir a Jesús en la Santa Comunión y a personas de otras creencias.”
Durante este tiempo de renovación por favor piensa a quienes les puedes preguntar que sean tus sustitutos. Dales una copia de este folleto, explicándoles que pueden utilizarlo en la capilla si necesitan algo que les ayude a pasar la hora. También puedes compartir los audios de las charlas para motivarlos más.
Es ideal tener 2 o 3 sustitutos por si uno no está disponible otro puede estarlo. También es apropiado que los adoradores compartan sus sustitutos.
“Contemplemos la Eucaristía
con los ojos de María.
…la Iglesia ofrece a Cristo,
Pan de la Salvación,
a todas las gentes,
para que le reconozcan
y le acojan como único salvador.”
Juan Pablo II 1